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sábado, 27 de marzo de 2010

EL DOLOR DE LOS HIJOS

Una entrada en un post de una amiga muy querida Iris me hizo pensar más a fondo sobre el tema.

"Quizá no nos sea posible evitar a nuestros hijos el dolor, pero sí está en nuestras manos hecerles ver que pueden ser felices"

Pero... ¿Podemos evitarles que sufran? Por desgracia, la mayor parte de las veces, no.

¿Acaso el dolor no nos llega a todos tarde o temprano?
Lo más seguro es que sí, entonces, los padres necesitamos preparar anímicamente a nuestros hijos desde chicos, inculcándoles ciertas cosas:

* Lo mejor del gran don de la vida, no es la ausencia de sufrimiento sino la convicción de que las ganas de vivir deberán ser siempre superiores a los problemas.

* Se debe colocar al dolor en su debido y secundario sitio.

* Nunca estarán solos a la hora de sufrir, pues quienes los amamos permaneceremos cerca de ellos brindándoles, sobre todo, apoyo moral.

* Siempre habrá más motivos de gozo que de amargura. Debemos contagiarlos de ganas de vivir.

Para hacerles comprender esta realidad, es necesario vivirla primero. Por lo general, sabemos que un niño es hijo de determinada persona, no sólo por su parecido físico, sino por su personalidad y su conducta.
Nuestros hijos aprenden de nosotros sobre todo a cómo comportarse y con qué actitud afrontar las situaciones de la vida. De nosotros aprenden a vivir.

Está en nuestras manos contagiarlos de amor a la vida, de anhelos de aprovechar al máximo cada segundo de su existencia.

No es posible que los problemas o sufrimientos mengüen lo más maravilloso de la juventud: sus ganas de vivir.
Tengo suerte porque de eso está lleno RU y más veces me enseña él a mi, que yo a él.

La vida está por encima del dolor, porque el dolor no puede ocupar el lugar principal.
El dolor es secundario, es sólo un medio para llegar a otras circunstancias, aunque en momentos parezca que la vida no es más que puro sufrimiento.

"Es bueno y necesario que sepan que la vida no es fácil, pero que no por eso deja de ser hermosa y una aventura que vale la pena"

2 comentarios:

gijonesa dijo...

Esto es una gran verdad, lo bueno es darse cuenta a tiempo de ello y aplicarlo a nuestras experiencias particulares.

Meli, los padres quisieramos tener a nuestros hijos protegidos ante todo y ante todos, eso es imposible, y nuestra obligación es prepararlos para que sean fuertes y personas que asuman sus deberes y derechos, con todo el amor del mundo y apoyandolos en todo, en una palabra preparar personas libres y fuertes para el futuro.
Besos para ti y Ru

Melania dijo...

Ya lo sé Gui, pero a veces resulta muy difícil y se hace cuesta arriba cuando se suman varios problemas. De todas formas, yo siempre seguiré luchando.

Besosss